Un cuento de Berenice


Julieta y un cuento de sirenas

Un día una chica llamada Julieta iba a ir a Brasil en barco con sus padres. La niña tenía muchas ganas de ir, no solamente por la emoción de viajar en barco, sino también porque tal vez pudiera llegar a ver una sirena. Ya se lo imaginaba: ella nadando con una mujer mitad pez.
Cuando estaba subiendo al barco, vio una chica en silla de ruedas con una pollera que le tapaba hasta los pies.
“Debe ser una sirena, si no ¿por qué se tapa todo? Tampoco es muy vieja, sólo debe tener unos veinte años”, pensó Julieta. Luego notó que de su pollera caían gotitas de agua…
-Disculpe, se mojó su pollera- dijo un hombre que se acercaba por detrás.
- No es nada, no es nada- dijo ella tratando de disimular.
“¿Por qué será?, se preguntó la niña. “Tal vez quiere ocultar su cola de sirena; es la única explicación.”
Julieta ya estaba entrando a su camarote con sus padres cuando vio que la chica entraba al suyo y agarraba rápidamente una toalla.
Unas horas más tarde, cuando el barco ya estaba navegando por el océano, Julieta estaba como ausente.
- ¿Qué te pasa, Juli?- preguntó su mamá.
-¿Qué?...Nada…-se sobresaltó- ¿Puedo salir? Me siento un poco mareada.
- Bueno, pero quedate en el pasillo- dijo su papá.
Salió y miró por la cerradura de la puerta del camarote de la chica. No había nadie, sólo la silla de ruedas, un par de toallas tiradas …¡y la ventanita abierta!
“Seguro que salió a nadar en el océano”, pensó Julieta.
Siguió mirando, estaba muy ansiosa. De pronto vio que unas manos extrañas se asomaban por el ojo de buey y se agarraban a la pared; luego apareció la cara de la chica y un cuerpo verdoso con algunas escamas …Entonces sintió una mano en su hombro.
¿Qué hace espiando? -Un hombre de seguridad la había visto- Vuelva a su habitación. Además, en este camarote no hay nadie.
-Sí, perdón- dijo Julieta, pero pensó: “¿Cómo no va a haber nadie si todos la vimos entrar?
Volvió a su habitación.
- Mamá, ¿crees en sirenas?
- Mmm…no sé, más o menos.¿Por qué?
- Por nada.
Cuando se hizo de noche, Julieta salió en puntas de pie. Miró por la cerradura y no vio nada, salvo la ventanita abierta. Salió corriendo por el pasillo y subió a la cubierta del barco. Entonces vio una cola de sirena y muchas que iban detrás surcando las aguas del océano.

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