El 14 de mayo hicimos un taller de lectura con los chicos de 5° año del colegio Almafuerte de Munro.
Los chicos habían leído 3 cuentos maravillosos: Jack y
las habichuelas (en la versión de Benjamin Tabart), El gato con
botas y Pulgarcito de Charles Perrault.
¿Qué personaje tienen en común estos tres cuentos?
¡El
ogro!
Los ogros de los cuentos tradicionales no viven en
pantanos ni usan ropa vieja ni comen gusanos como Shrek. Ni, mucho menos, se
hacen amigos de tiernos animalitos.
Por el contrario, son señores ricos y poderosos, que
viven en castillos, poseen tierras y campesinos que las trabajan, tiene mucho
dinero y tesoros, comen carne todos los días y su preferida es…la de los niños.
El ogro de Hambre de ogro de
Jean Leroy (el cuento con el que empecé la reunión) les dice a la bruja y al lobo:
A
mis pequeños lectores…¡¡Sólo me los como yo!!
El ogro de Jack y las habichuelas vive en
un castillo en las nubes, tiene tesoros fabulosos, come animales enteros y
puede oler la carne humana, especialmente la de los ingleses. Pero el pequeño
Jack logra engañarlo una y otra vez y robarle sus tesoros.
La caída del ogro en Cuentos animados de Karten y El país de los cuentos de Froebel-Kan, ambas colecciones ilustradas por Tadasu Izawa e Shigemi Hijikata
El ogro de El gato con botas, que además
tiene poderes mágicos, tampoco puede con la astucia del gato con botas, que no
es un gatito tierno como el de las películas. Al igual que Jack, este gato es
un pícaro, mentiroso y ladrón. De diferente forma, ambos personajes logran
destruir al ogro.
Imagen de la versión de Pulgarcito de Ediciones B, ilustrada por Miguel Ángel Pacheco
Estos cuentos, de origen campesino, hacen que un héroe pequeño
e insignificante logre vencer a un señor poderoso gracias a su inteligencia.
Sueño de los pobres reflejados en los cuentos que se contaban alrededor de una
hoguera, pero que eran sólo eso, sueños imposibles de cumplir en la vida real.
En esa realidad en la cual, aún en el siglo XVII, en la Francia
del poderoso Luis XIV el “Rey Sol”, seguían las terribles hambrunas que
llevaban a los campesinos a abandonar a sus hijos, como aparece en Pulgarcito.
Charles Perrault, rico burgués cortesano de Versalles,
reflejó en sus cuentos la realidad de su época de todas las clases sociales,
incluso la de los campesinos, clase de la cual salían las niñeras de los niños
ricos que les contaban “los cuentos de viejas”. Perrault les dio calidad
literaria a estos cuentos y los salvó del olvido.
El ogro de Pulgarcito es el más cruel de todos, pero es
un buen esposo y padre. Un noble poderoso que se come a los hijos de los
campesinos (metáfora que explica la opresión del señor feudal a quien no le
importaba que los pobres murieran de hambre).
Imagen de la versión de Pulgarcito de Editorial Blume,
Perrault actualiza estos cuentos antiguos, los pone en su
propia época y, como estaban de moda y se leían en la corte de Versalles, juega
con un doble destinatario: los niños y los cortesanos. Hay que explicar todo
eso para entender el final de Pulgarcito.
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